El día 4 de noviembre
de 1976, el matador de toros Antonio Millán Díaz (Carnicerito de Úbeda)
sufrió un accidente en la carretera de Úbeda a Navas de San Juan. Fue
trasladado a la residencia sanitaria de Úbeda donde al comprobar su extrema
gravedad decidieron llevarlo a la capital de la provincia, desgraciadamente
falleció en el camino. Sus restos mortales fueron sepultados en su lugar de
nacencia.
Nació en Úbeda (Jaén)
el 22 de septiembre de 1947, hijo de carnicero ayudó a su padre en el negocio
durante la adolescencia. Se enfrentó por primera vez a una res en el Matadero
municipal y allí decidió dedicarse al mundo de los toros. Se vistió de luces por
vez primera en el festejo de noveles que se celebró en su pueblo el 28 de mayo
de 1964, cortó las dos orejas al novillo de Francisco Jiménez que le tocó en
suerte. Debutó con picadores el 13 de junio de 1965 en Jaén ante reses de Juan
Pedro Domécq junto a Andrés Torres (El Monaguillo) y Fernando Tortosa. Se dio a
conocer en Madrid el 5 de marzo de 1967 en la lidia de cinco novillos de
Maribáñez, de los hermanos Blanco, y uno de Amelia Pérez Tabernero, alternó con
Gregorio Lalanda y Adolfo Rojas, cortó una oreja y lo repitieron la semana
siguiente con reses de Juan Branco Nuncio, tuvo como compañeros de cartel a
Aurelio García Higares y Adolfo Rojas. Tomó la alternativa en su ciudad natal
el 10 de marzo de 1968 al cederle Antonio Ordóñez el toro “Cantitos” , de
Lisardo Sánchez, Ángel Teruel fue el segundo matador. La confirmó en Madrid el
20 de mayo de 1969, Paco Camino fue el padrino y Paquirri actuó de testigo, los
toros fueron de don Pío Tabernero de Vilvis.
Su última actuación en
los ruedos fue el día 1 de octubre de 1976, en la feria de Úbeda, con toros del
conde de la Corte, alternando con Dámaso González y Paco Alcalde, corrida en la
que cortó sus dos últimas orejas.
Tenía en su haber dos
cogidas graves, una corrida televisada, tres salidas a hombros de la Monumental
de Madrid y fue un estilista del toreo. Clásico, en una época en la que
predominó la oponente valentía, en la que los recursos naturales hacían
aparecer a los ojos de todos como suicida una faena que sólo podía calificarse
de mediocre. Supo mandar, templar y llevar su arte inspiradísimo a la verdadera
afición. Así fue su toreo, porque su escuela fue la eterna, la que no podrá
jamás modificarse.
Se trataba de un
torero muy del gusto de los aficionados, siempre demostró valor y técnica ante
las reses de las ganaderías llamadas duras que le tocó lidiar.
Su sobrino Juan
Antonio, nacido dos años después de su muerte, es matador de toros con el mismo
apodo.
Sevillatoro
Sevillatoro
No hay comentarios:
Publicar un comentario