Un grupo de ocho novilleros colombianos entró hoy en
su séptimo día de huelga de hambre indefinida en las afueras de la plaza de
toros La Santamaría de Bogotá para pedir al Gobierno local el regreso de la
fiesta taurina a la capital del país.
Las corridas de toros en la capital colombiana fueron prohibidas en junio de
2012 por su alcalde, Gustavo Petro, quien al principio de su gestión rescindió
el contrato de alquiler de la plaza de toros a la Corporación Taurina de Bogotá,
lo que cerró definitivamente las puertas a la celebración de corridas en ese
tradicional coso capitalino.
De este modo, Petro, en su lucha por la protección de los derechos de los
animales, pretendía garantizar que estos espacios públicos se utilicen para
actividades “de vida y no de muerte”, como el regidor bogotano considera a la
celebración de corridas de toros.
Los novilleros, visiblemente débiles y perjudicados, se refugian de la lluvia
y el frío bajo una carpa instalada en un costado de la plaza de toros donde
reciben asistencia sanitaria 24 horas.
“Queremos que se nos escuche porque nos están violando el derecho a la libre
expresión, a la libertad de elegir nuestro trabajo”, dijo a Efe el novillero
Diego Alejandro Torres.
Con esta huelga de hambre, secundada por el colectivo de la tauromaquia de
Colombia, las jóvenes promesas del toreo solicitan que se “acaten” las normas y
rechazan la determinación de las autoridades locales de invertir 37.000 millones
de pesos (unos 20 millones de dólares) para reformar el coso taurino y
convertirlo en un espacio para eventos culturales, deportivos y artísticos.
Por su parte, el secretario de Hacienda de Bogotá, Ricardo Bonilla, manifestó
que las corridas de toros no volverán a la capital, al menos, durante la
administración de Gustavo Petro, y que La Santamaría no se utilizará para el
toreo.
Según los novilleros, el cierre de la plaza La Santamaría ha provocado la
desaparición de unos 35.000 empleos y pérdidas a ganaderos, toreros y
responsables de la fiesta brava colombiana y, en concreto, la clausura del museo
taurino, que albergaba la plaza, la calificaron de “saqueo” donde se perdieron o
se dañaron muchas piezas.
Los novilleros sostienen que el cierre de la plaza de toros es “ilegal” al
violar la ley 916 de 2004 que establece que las corridas de toros no se pueden
prohibir porque están consideradas como patrimonio cultural.
Por su parte, el novillero Alfredo Peña aseguró a Efe que Petro tomó
“decisiones arbitrarias” al prohibir las corridas de toros y ahora “pretenden
transformar la plaza” en centro de espectáculos.
“Esto se inició y la lucha continúa”, dijo Peña, quien explicó que mantendrán
la huelga de hambre hasta que la Alcaldía se manifieste.
Esta misma mañana, dos de los novilleros fueron hospitalizados por problemas
de salud y posteriormente uno de ellos, José Luis Vega, de 20 años, que
presentaba síntomas de hipoglucemia y fiebre, fue dado de alta.
No obstante, horas más tarde, Vega anunció a Efe su decisión de finalizar la
huelga de hambre por recomendaciones médicas y que, aunque, el novillero quiere
continuar “el cuerpo no le rinde”.
“Quiero torear en mi plaza, me crié en este sector y mi sueño era torear en
La Santamaría”, admitió.
Las jóvenes promesas hicieron un llamado e instaron a los aficionados
taurinos para que les apoyen en esta protesta y se movilicen en contra de las
políticas antitaurinas de la Alcaldía.
El presidente de la Unión de Toreros de Colombia (Undetoc), Pepe Manrique,
dijo a Efe que la asociación apoya “totalmente” a los novilleros y se refiere a
la tauromaquia como una “expresión del ser humano”.
“Queremos charlar con él (el alcalde), pero, al parecer, él no quiere, no se
ha manifestado, estaremos ahí apoyándoles hasta que haya una luz verídica y
exacta de que ellos se comprometen”, añadió.
Manrique confirmó a Efe que aún esperan el fallo de la Corte Constitucional
de Colombia que debe decidir sobre una tutela presentada por la Corporación
Taurina que busca anular la orden del alcalde.
Petro prohibió las corridas de toros en Bogotá en 2012, una polémica medida
aplaudida por los defensores de los animales, siguiendo el ejemplo de ciudades
como Barcelona, que abolió también los toros en la ciudad condal ese mismo año.
EFE
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