miércoles, 23 de diciembre de 2009

Diez "razones" taurinas

El debate que se ha suscitado en Cataluña sobre la permanencia o no de las corridas de toros ha removido conciencias y también la toma de posiciones a favor o en contra.

 A mi entender los animalistas fomentan la prohibición desde un profundo desconocimiento de la llamada "Fiesta Nacional". No creo que nadie en su sano juicio diga que no es un espectáculo duro, algunas veces superlativamente duro, sobre todo cuando el que muere es un torero. Pero vayamos paso a paso:

1.-Si se prohiben las corridas se habrá conseguido quitar la crueldad que, por otra parte, es cosustancial en la Naturaleza, también se habrá conseguido quitar al toro como especie. El toro bravo tiene una serie de ramas que lo enriquecen, que le da una variedad difícil de sostener en un zoológico o en una reserva. Primer contrasentido, por tanto. Prohibiendo las corridas extinguimos, casi con toda seguridad, este animal único y bellísimo que es el toro bravo.

2.-Una característica propia y única española es la dehesa, un ecosistema único que enriquece nuestro paisaje y nuestra fauna. Si el toro deja de existir, este espacio también.

3.-Sí al toro, durante veinte minutos se le somete a un estrés, un sacrificio que resulta difícil de aceptar, sobre todo a mentalidades urbanitas y anglosajonas, pero el sacrificio de ese animal macho está salvando a toda su especie y le está asegurando una existencia muy placentera en el campo. De esto sí saben los ecologistas que abogan por carnes ecológicas y demás-. También puede conseguir, por su bravura salvar su vida y eso no se da, por ejemplo en la caza.

4.-Puede ser que los mismos tiempos traigan una evolución al rito de la corrida. Las corridas no son algo estanco, fósil; están en evolución, aunque algunas veces, ésta, nos parezca demasiado lenta. Pasó a principios del siglo pasado con el peto, pasó a mediados con las banderillas de fuego, pasó en Portugal con la prohibición de matar con la espada...¿quién puede asegurar que no pase, en otro aspecto de la lida ahora?

5.-En este sector animalista detecto situaciones que me confunden. ¿Son tan puros sus intereses? ¿Son los que le dan voz al toro, como dicen ellos? Bien, dejémoslo así. ¿También van a prohibir la caza? Es una actividad cruel, en el que la muerte es real, hay sangre, mutilación. ¿La pesca será igualmente objetivo de estos traductores del lenguaje animal?

6.-Hoy por hoy el torero es el mejor amigo del toro, amén de ser de los últimos seres auténticos que quedan. Su sacrificio, su disciplina, su altruismo en la plaza para con los compañeros, su generosidad no son muy entendibles en el mundo de hoy.Desde el inmenso respeto que me merecen todos los que se visten de luces manifiesto que su  amor por el toro es mucho más grande, pero mucho más que el de todo esos animalistas juntos. Son gente que vuelven sus ojos a lo primigenio, a valores que se han perdido o que están en total desuso en una sociedad que prácticamente ha perdido su norte. Lo que sí puedo asegurar que eso no pasa en un torero: sabe quién es y da razón de ello con su ejemplo.

7.-Las corridas son manifestación cultural, es una expresión social y sus raíces se hunde en lo más profundo del ser ibérico que ya tenía como totem al toro. Los bueyes de Gerión no son mitología, fueron y son a través del tiempo expresión del genio español. Alrededor del toro, todavía, como un imán este pueblo de esencia ibera se reúne en manifestación única. El poder de convocatoria del toro es, en nuestros días, increíble, como increíble es la admiración que despierta en cualquier español la sola presencia de un toro en todo su esplendor.

8.-El toreo es un arte. Cierto que se argumentará que ningún arte utiliza la sangre, pero para componer ese ballet de vida y muerte que crean toro y torero en la plaza es necesario -hasta ahora-, mermar al toro en su fuerza bruta para componer ese arte "árabe", por lo efímero, por su afán de no permancer, de no ser eterno, que sólo quedará en la retina y en el recuerdo del espectador. Esa obra no perdurará. Se captará el instante. Será fugaz, pero su impronta dejará huella indeleble en el alma del espectador. Ese misterio lo han plasmado artistas tan variados como: Lorca, Picasso, Goya, Machado etc.

9.-Los animalistas son personas que hay que respetar, lo mismo que se pide por parte de los sectores taurinos. El pensamiento único no puede ser aspiración para nadie. La libertad sí. Libertad para adquirir una entrada o para rechazarla. Sombra y luz; cazador o no cazador, taurino o no taurino..., caras de una misma moneda que hasta el presente coexistían respetándose sin invadir el terreno del otro. Estaban ahí en cualquier sector de la sociedad, vivían existencias parelelas, como vías del tren, no se tocaban. Ahora alguien ha decidido cruzar o retorcer esas vías. El resultado puede ser un nuevo empobrecimiento de esta sociedad.¡Qué poco enseña la Historia a algunas personas!

10.- No es el que viste a un perro con pololos el que más quiere a ese animal, no es el que le pone una sombrilla a un perro el que sabe tratarlo o el que lo deja dormir en su cama. El ganadero de bravo cría a sus toros como lo que son: toros. Los trata como a tales y les da una vida semisalvaje que mucho me temo que desconocen estas personas que integran el sector animalistas. El gran Tragacete, campeón de caza, ilustra con una frase lo que es este sentir: "Que amen la naturaleza y a los animales, que respeten, y que cacen de poder a poder", les dice a los cazadores. Pues bien, en esa frase está reflejada perfectamente la filosofía del torero.

  Vivimos en un mundo que debería volver sus ojos a ese otro mundo del toro: aprendería mucho. El mundo rural es también maestro para este mucho urbano soberbio que se cree en posesión de todo el saber. Pero también el mundo del toro no ha de ser autista; debe escuchar y hacer las cosas cada día mejor para que el enemigo más peligroso no sea el de dentro. Y sobre todo veamos en la juventud la correa transmisora de nuestra esencia; eso se está olvidando. Sólo unos pocos taurinos comprenden la importancia de fomentarla entre los más jóvenes. Bien por ellos porque ellos se salen de esa frase lapidaria de Domingo Dominguín sobre las corridas de toros: "un espectáculo brillante en manos de mediocres".

   Por último corroborar el pensamiento de Luis Francisco Esplá: el toreo es una pasión y como tal se la vive o se la rechaza. Eso es lo que está pasando: taurinos y antitaurinos dos mundos antitéticos separados por una pasión. Se la tiene o no se la tiene. Por eso, seguramente, todo lo escrito anteriormente es un ejercicio inútil.

   El debate abierto en la actualidad no es nuevo, seguirá y seguirá. El maestro Esplá tiene razón :  las pasiones se sienten no se razonan; pero lo mínimo que se puede pedir es que se respeten.

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