El toro pertenecía a la ganadería de Concha y Sierra.
Se llamaba «Carbonero». «Tuvo el pelo negro, bragao, y fue largo de cuerpo,
apretado de carnes, con cuernos gachos. Hizo el
toro cosas de mansurrón a la salida y tras larga serie de capotazos, tomó una
vara de Cantaritos,
de la que salió suelto. La
lidia se llevó al revés, y con un picador y dos toreros a la derecha tomó
otra, desarmando. No quiso más y fue mandado foguear... Cuando se
dirigió al toro, tenía este mucho que matar. A fuerza de arrimarse, y hasta
arrodillándose en algunos pases, se hizo con el bribón, y
entró a matar con toda la valentía de que haya sido capaz el hombre más hombre de los
que han matado toros, y le dio una soberbia estocada, que hizo
rodar el toro a sus plantas». Esa hombría era la de Vicente Pastor, según la
crónica publicada en ABC.
Añadía el texto que la ovación a un matador
grande entre los grandes fue inenarrable. «¡Bravo,
bravísimo, señor Vicente!», se subrayaba en el texto. «Esto no se ha hecho casi
nunca. Se le concedió el derecho a cortar la oreja,
costumbre que no debía arraigar».
Esta peluda está considerada como la primera «oficial» que se
cortó en Madrid. Ocurrió el
2 de octubre de 1910, en la plaza de la carretera de Aragón. Este «Carbonero», lidiado en
cuarto lugar, fue el único de Concha y Sierra, pues sustituía a uno de Guadalest rechazado por
cojo, «en una tarde hermosísima y con una entrada muy buena». Pastor, conocido
en sus inicios como El Chico de la Blusa, compartió
cartel con Antonio Boto «Regaterín», que resultó
herido, y Manuel Rodríguez «Manolete».
Precedentes
Aunque como decimos este trofeo está catalogado como el primero
«oficial», anteriormente habían cortado oreja otros dos toreros: Chicorro, el 29 de octubre
de 1876 por la faena al benjumea «Medias Negras», y Cacheta, en la corrida
patriótica del 12 de mayo de 1898, al toro «Calero», que antes había sido
rejoneado.
La crónica de ABC
finalizaba de esta guisa: «La tercera ha sido ayer, en la 15ª de abono, y
en verdad que, dadas las condiciones del toro, cobarde, manso y con malas intenciones, y la
brillantísima faena y estupenda estocada que empleó Vicente (Pastor) para
matarlo, todo está justificado. Lo malo será si el honor se
prodiga sin motivo en tardes sucesivas, como pasa con todas las cosas cuando hay
un precedente»
R.Pérez
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