Esta canción de pegadiza melodía es la que nos recuerda cada año que por estas fechas ha llegado una de las fiestas más populares y multitudinarias que se celebran en España: los Sanfermines.
Debemos retroceder hasta la Edad Media para encontrar las primeras referencias a la festividad de San Fermín quien, a pesar de lo que la mayoría de personas creen, no es el patrón de Pamplona sino de Navarra, título que comparte con otro insigne de la comunidad: San Francisco Javier.
San Fermín fue un mártir nacido en la ciudad de Pompaelo (actual Pamplona) y murió, recién iniciado el siglo III dC, a manos de los romanos en la población de Amiens (Francia), en donde ejercía como obispo.
En el siglo XII, el obispo Pedro de Artajona llevó a Pamplona un hueso de la cabeza del santo como reliquia y al que se le veneraba y realizaba una procesión cada 10 de octubre.
Hacia finales del siglo XVI y debido a las inclemencias del tiempo, que había en el mes de octubre en tierras navarras, el consistorio pamplonés solicitó al obispo de Pamplona el traslado de la festividad, adelantándola así tres meses en el calendario, con lo que la hicieron coincidir con las grandes ferias comerciales que se celebraban en la ciudad a lo largo de un mes y que iban desde San Juan (24 de junio) hasta Santiago (25 de julio).
La fecha escogida fue el 7 de julio y desde 1591 se oficializó ese día como celebración de la festividad de San Fermín.
Las ferias comerciales llevaban hasta la ciudad de Pamplona a mercaderes y ganaderos que trasladaban sus mercancías y animales; aprovechando para realizarse algunas corridas de toros, las cuales coincidían con los festejos y procesiones de carácter religioso y con los institucionales promovidos por el consistorio, que se componía de torneos de lanzas, danzas callejeras y obras de teatro.
Los famosos encierros que todos conocemos se vienen celebrando ya desde entonces (Edad Media) y se realizaba como modo de entrada a Pamplona de los toros de lidia que se llevaban para participar en las corridas que se celebrarían en los siguientes días.
Los mozos de la población salían a la espera de la llegada de los ganaderos quienes llevaban a los animales sueltos y los iban guiando corriendo junto a ellos ayudados de varas y sus propios gritos y así conducirlos hasta los corrales, donde permanecerían encerrados hasta el momento de la lidia.
Con el transcurrir de los siglos las celebraciones religiosas y paganas se fueron unificando hasta convertirse en la fiesta de los Sanfermines tal y cómo las conocemos actualmente. Ya entrados en el siglo XX se fueron añadiendo otros elementos a la celebración, como el Riau riau (1914), el chupinazo o los famosos cánticos como el ‘pobre de mí’ al finalizar las fiestas.
Los Sanfermines alcanzaron la fama internacional a raíz de la publicación del libro “Fiesta” (The sun also rises) que en 1926 escribió Ernest Hemingway.
Por cierto, el patrón de Pamplona es San Saturnino de Tolosa (Cernin) cuya festividad es el 29 de noviembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario