No tiene la luna consuelo,
ni tampoco más fetiche
que asomarse gitana y mora
cada noche por Zahariche.
Entre las nubes del cielo
y perfumada de romero
danza en la testuz de los toros,
totems de nuestro campo ibero,
para ser plata en los pitones,
y arrullo fiero en su silencio.
Por el Betis romano braman
miuras de antaño y hogaño.
Hoy, por Lora del Río,
la sangre se torna puro hielo
y no hay más dura verdad
que hollar territorio del miedo.