sábado, 20 de diciembre de 2014

LA PRIMERA OREJA EN MADRID

El toro pertenecía a la ganadería de Concha y Sierra. Se llamaba «Carbonero». «Tuvo el pelo negro, bragao, y fue largo de cuerpo, apretado de carnes, con cuernos gachos. Hizo el toro cosas de mansurrón a la salida y tras larga serie de capotazos, tomó una vara de Cantaritos, de la que salió suelto. La lidia se llevó al revés, y con un picador y dos toreros a la derecha tomó otra, desarmando. No quiso más y fue mandado foguear... Cuando se dirigió al toro, tenía este mucho que matar. A fuerza de arrimarse, y hasta arrodillándose en algunos pases, se hizo con el bribón, y entró a matar con toda la valentía de que haya sido capaz el hombre más hombre de los que han matado toros, y le dio una soberbia estocada, que hizo rodar el toro a sus plantas». Esa hombría era la de Vicente Pastor, según la crónica publicada en ABC.

Añadía el texto que la ovación a un matador grande entre los grandes fue inenarrable. «¡Bravo, bravísimo, señor Vicente!», se subrayaba en el texto. «Esto no se ha hecho casi nunca. Se le concedió el derecho a cortar la oreja, costumbre que no debía arraigar».
Esta peluda está considerada como la primera «oficial» que se cortó en Madrid. Ocurrió el 2 de octubre de 1910, en la plaza de la carretera de Aragón. Este «Carbonero», lidiado en cuarto lugar, fue el único de Concha y Sierra, pues sustituía a uno de Guadalest rechazado por cojo, «en una tarde hermosísima y con una entrada muy buena». Pastor, conocido en sus inicios como El Chico de la Blusa, compartió cartel con Antonio Boto «Regaterín», que resultó herido, y Manuel Rodríguez «Manolete».

Precedentes

Aunque como decimos este trofeo está catalogado como el primero «oficial», anteriormente habían cortado oreja otros dos toreros: Chicorro, el 29 de octubre de 1876 por la faena al benjumea «Medias Negras», y Cacheta, en la corrida patriótica del 12 de mayo de 1898, al toro «Calero», que antes había sido rejoneado.
La crónica de ABC finalizaba de esta guisa: «La tercera ha sido ayer, en la 15ª de abono, y en verdad que, dadas las condiciones del toro, cobarde, manso y con malas intenciones, y la brillantísima faena y estupenda estocada que empleó Vicente (Pastor) para matarlo, todo está justificado. Lo malo será si el honor se prodiga sin motivo en tardes sucesivas, como pasa con todas las cosas cuando hay un precedente»
R.Pérez

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