miércoles, 8 de mayo de 2013

GALLITO: CIENTO DIECIOCHO AÑOS DE SU NACIMIENTO

"Joselito" representa la quinta esencia del toreo y supone la ruptura con todo lo anterior. Aunque era apodado "Gallito", fue más conocido como "Joselito" o Joselito "El Gallo".

José Gómez Ortega nació el 8 de Mayo de 1895, en Gelves (Sevilla), en la calle Fuente, núm.2, en la Huerta llamada "El Algarrobo". Era el hijo mas pequeño del gran torero Fernando Gómez (Gallo) y de la "seña" Gabriela Ortega, quienes disfrutaban viendo de pequeños jugar a torear a sus hijos. Desde la muerte de su madre hacía el paseíllo con un capote de luces negro, en señal de respeto por su ausencia. En la Alameda de Hércules de Sevilla encontró desde muy pequeñín, con toda la chiquillería, su escuela taurina.
 



Tras la retirada de "El Guerra", todas las esperanzas se acumularon en José Gómez Ortega "Gallito", que con el tiempo llegó a superar el dominio y el conocimiento de Rafael Guerra" Guerrita", que se pensaba por muchos había sido el torero más largo y sabio de la historia; pues su rivalidad con Bombita -que entonces era su obsesión constante- apenas le supuso esfuerzo, hasta el punto de que Bombita hubo de reconocer su error inicial al despreciar torear con Joselito, por no tener categoría.

Tiene además la enorme suerte de competir con otro gran torero, el inolvidable Belmonte, entrando ambos en el Paraíso de los Toros.

Esa rivalidad con Juan Belmonte, en una época que se ha dado en llamar, y bien llamada, la "edad de oro" de la fiesta, permite a ambos toreros influirse mutuamente de forma que, poco a poco, las nuevas técnicas del trianero basadas en el aguante y el temple y la perfección estilística de Belmonte, hacen mella en Joselito; y el conocimiento y sabiduría de Joselito alcanzan a Belmonte.

Todo era posible para Joselito "El Gallo", a quien nada podía negársele y cuando estuvo en lo más alto, apareció Belmonte, lo que supondría a Joselito una bocanada de aire fresco, pues con el advenimiento de su rival, empezó a entrar por unos nuevos cauces, hasta el punto -que según muchos- de no recibir la mortal cornada en Talavera de la Reina, esos cauces les habrían llevado a fundir dos toreros en uno.

En cualquier caso nadie duda que el diestro mas grande del mundo de los toros de todos los tiempos fue" Joselito", que desde muy pequeño vivió entre toros y toreros, picadores y banderilleros, conociendo todas sus suertes.



Su madre -como se dijo tantas veces- le parió torero, pues su genealogía taurina era extensa e inmensa y así desde niño fueron siempre sus juegos los del toro y sus conversaciones de toros y toreros. Con 12 años becerrista, con traje de luces, actúa en Jerez de la Frontera y luego casi enseguida se creó la pareja de "niños toreros sevillanos", integrada por "Joselito" y José Garate "Limeño".

Se cuenta que en 1912, la tarde de la presentación de la pareja de niños en Madrid, concretamente el 13 de Junio de 1912, solicita del empresario el cambio de novillada que para el caso tenía apartada la empresa, por unos novillos de Palha que había en los corrales, de la que se hablaba como extraordinaria por su trapío, pues quería hacer su presentación en Madrid con lo mejor. El triunfo de José fue tan extraordinario que "don Pío" seudónimo del gran novelista Alejandro Pérez Lugin, crítico eminente y luego gallista de pro, exclamaría aquella célebre frase de "¡Ha resucitado Lagartijo!", que corrió como la pólvora por los tendidos y todos los mentideros de la corte. Lagartijo a quién tanto quiso Madrid, resucitó y se reencarnó en "Joselito"

Se doctora en Sevilla y refrenda su categoría de matador en Madrid en 1912. Las dos veces le cede los trastos y apadrina su hermano el "Divino Calvo" Rafael "El Gallo". En el día de su alternativa en Sevilla, el ganado, por cierto muy duro, fue de Moreno Santamaría y el toro que le tocó en suerte Caballero, de N° 16. Fue testigo del toricantano el torero sevillano Antonio Pazos.

Inmediatamente encabeza la primera línea del escalafón de matadores de toros: Desde 1913 hasta 1918, inclusive, es el primero en número de corridas. En 1919 es superado por Juan Belmonte, que torea 109 mientras que el solo llega a las 92. En cualquier caso, "Joselito" fue el primer matador que toreó mas de cien corridas durante tres años consecutivos, lo que trajo consigo la retirada anticipada, de los entonces primera pareja, Ricardo Torres "Bombita" y Rafael González "Machaquito". Nadie podía con él.


En la corrida de Madrid, en la que despachó siete toros de Vicente Martínez, nos cuenta Aguado una característica muy suya: "Joselito supervisaba las operaciones desde el tercio: con el busto echado hacia adelante, como para apreciar y ver mejor todos los detalles de la brega, dando órdenes a sus peones con su voz chillona y vendiendo al público su sobrado conocimiento del toreo. Tal es así, que al finalizar el tercio de varas del tercero, cuando se retiraban los picadores, le hicieron saludar desde los medios por como estaba llevando a cabo tan magistral dirección de lidia. No hubo un solo capotazo de más, ni una pasada en falso, ni una carrera destemplada por parte de las cuadrillas, ni un sólo banderillero "bregó" con las dos manos".

De esta grandiosa corrida del 3 de julio de 1914, fue toda la tarde en sí la que constituyó una inmensa faena.

Resulta significativo apreciar como, según lo cuentan los testigos, "Joselito" estuvo presente en todos los momentos, en todos los tercios. Su actuación que duró menos de dos horas estuvo dominada por la exposición de un repertorio inmenso capote en mano (veinticinco quites diferentes), luego, la labor con la muleta servía para preparar al adversario, breve y eficazmente para la muerte.

y en esa época, los trofeos no tenían el significado que se les da ahora.

Una tarde histórica, una hazaña.

Siete faenas y... dos orejas. ¡Toda una lección!

Desde que Belmonte toma la alternativa en 1913, compartirá liderato en el trono del toreo con Joselito, su eterno rival y amigo, hasta la tragedia de Talavera. El resto de los toreros quedaba a años luz, con la sola excepción de algún, según algunos, florilegio del genial Rafael "El Gallo", que cuando estaba inspirado, siempre de tarde en tarde, "acababa con el cuadro”.

"Joselito" fue el rey de los quites, de los que se valió de forma variadísima y muy personal. Se dice que la tarde que mató en Madrid los siete toros de Vicente Martínez, en solitario, ejecutó, nada menos, que veinticinco quites diferentes.

Maestro en todo y especialmente de las largas y de torear a una sola mano. Magistral en su forma de sacar a los toros del caballo y dejarlos en suerte, con una imaginación creativa y excepcional. Banderillero extraordinario, por los dos pitones, seguro, clásico y alegre. Gran muletero y de grandísima técnica, gustaba de torear en redondo al natural, ayudándose ligeramente apoyando el estoque en la muleta. "Joselito" tenía, además, algo que le colocaba siempre en el primer lugar, el privilegio de ser un torero de muchísimo poder, nunca hubo enemigo con dificultades, todos tenían sus posibilidades y de ahí la sorpresa de su muerte por asta de toro, cuando todo lo sabía sobre el toro y hacía gala de una seguridad tan aplastante.

Y llegó esa tarde. Bailador le levantó del suelo por la pierna izquierda, cayendo el cuerpo en el aire sobre el otro pitón en el momento en el que el toro tiraba su derrote, metiéndole toda el asta en el vientre. Sic gloria transit mundi.



Fue un precursor, abriendo caminos, del toreo al natural, dominador del volapié y de la suerte de recibir, completo y poderoso, ambicioso y creativo. Todo un gran torero, de él se dijo que le mató un toro, pero que no le afligió ninguno.

Ignacio de Cossío

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